martes, 24 de enero de 2012

La cuchara menguante: Y otros relatos veraces de locura, amor y la historia del mundo...



Todo buen científico sabe que el Galio es el elemento de la Tabla Periódica al que uno debe acudir si tiene invitados en casa. Aunque a temperatura ambiente es sólido, este metal tiene una propiedad única y muy poco conocida, se funde a 30 ºC. Así que no hay más que fabricar unas cucharitas con este elemento, servir el café y observar las caras que ponen los invitados al ver cómo ésta desaparece. Kean, autor de este libro fascinante, describe la Tabla como un gran mapa lleno de actores en conflicto que nos permite viajar a través del tiempo y del espacio. Del Big Bang a la Alemania nazi, pasando por la Grecia Clásica y la India de Gandhi, los elementos sirven de guía para entender algunos de los episodios clave de la historia de la humanidad. La cuchara menguante es un libro entretenido y divulgativo, un acervo de relatos apasionantes, aventuras y obsesiones que descubre aspectos sorprendentes de la química, de la historia y de los científicos (locos) que descubrieron los elementos de la Tabla, uno de los mayores logros de todos los tiempos.  Un libro fascinante que discurre entre la divulgación de la ciencia química y la historia de la humanidad.




Entre CURIOSO y COTILLA hay una gran diferencia. Si tú te cuentas entre los primeros, disfrutarás este libro tremendamente. Nos lleva al lado divertido de la ciencia, con una novela llena de anécdotas divertidísimas como estas:

Sabremos que Marie Curie despertaba el recelo de las mujeres de sus colegas, cuando invitaba a éstos al cuarto oscuro a presenciar los experimentos. O que Lewis y Clark fueron dejando cápsulas de mercurio a lo largo de su expedición, aún hoy detectables por el veneno que queda en el terreno. ¿Por qué Ghandi detestaba el yodo? ¿Por qué los japoneses introducían cadmio en los misiles que iban a matar a Godzilla? O, ¿por qué el telurio condujo a la más extraña fiebre del oro?”.

Nos invita a observar esa gran obra de arte que compite con la Giocconda de Da Vinci y los bailes eróticos de Matisse por el puesto de obra pictórica más útil para la sociedad. Pero yo creo que esas dos no se le acercan ni en pintura. Según Sam Kean, la Tabla Periódica es:

Al pensar en la tabla periódica, la mayoría de la gente recuerda una lámina colgada de la pared frontal de su clase de química, una vasta extensión de columnas y fi las que acechaba por encima del hombro del profesor.(…) Era, además, la única información de ciencias que, a diferencia de los apuntes de clase o los libros de texto, los profesores nos animaban a consultar durante los exámenes. También es cierto que, al menos en parte, la frustración que, como algunos recordarán, producía la tabla periódica tal vez naciera del hecho de que, por mucho que pudiera consultarse como si fuera una enorme chuleta autorizada, maldita la ayuda que nos daba”.

Hay historias, misterios y curiosidades para cada uno de los elementos de la tabla. Que si el rey babilónico Nabucodonosor se volvió loco por culpa de mandar pintar las paredes de su palacio con un tinte de Antimonio; si Lewis se envenenó con Cinauro al estar celoso de un compañero suyo que ganó un Novel;...

Entre el Hidrógeno de su extremo superior y las imposibilidades sintetizadas por el hombre que acechan los bajos fondos, encontramos burbujas, bombas, dinero, alquimia, mala política, historia, venenos, crimen y amor. Y si me apuran, hasta CIENCIA.

1 comentario:

  1. ¡Cuántas anecdotas auténticas y divertidas! Mira tú por dónde, lo qué da de sí la Ciencia... Bss

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