Esboza una sonrisa
traviesa
Y, tomando el mazo de cartas,
Me anima a elegir una de muchas
Y luego devolverla a la baraja.
Realiza un hábil
juego de manos
Y entre sus dedos queda una carta.
¡Mi carta!, sin contenerme exclamo.
Tal vez, la
suerte esté hoy de mi lado.
Todo lo sucesivo es historia,
Sin excepción que
confirme la regla.
Cuando
era bueno, era
perfecto.
Más cuando malo, mejor
no saberlo.
¿Qué es la
alegría sino
locura?
Amé su
pasión pero
mentiría
Si dijera que aquel frágil frenesí
No mató
cualquier rastro de cordura.
Y me dejé mecer
en sus labios
Y probé la miel de su
boca.
Y sus dientes cual prisión se
cerraron
Y ya no hubo labios, ni miel que
evoca.
Esboza una mueca
cruel y odiosa
Y, tomando de nuevo mi carta,
Realiza un brusco juego de manos
Y la deja caer al suelo, rota.
Rota como yo y como el sueño
Que juntos habíamos albergado.
Y con desazón y
amargura pienso
Que tal vez, la
suerte me ha abandonado.